Se sentó frente al río, su río como lo llamaba, lo conocía muy bien, la ciudad quedó a su espalda, como él lo prefería, estaba en un momento de su vida donde, casi sin proponérselo, ataba viejos cabos sueltos que no lo dejaban avanzar, meditó en como las piezas del rompecabezas se acomodaban, como el destino y él se encargaron de eso.
Constantemente le rondaba en la cabeza esa sensación de alguna ayuda divina o fue solo la suerte que lo acompaño en cada paso, pensó en cada momento vivido y como tomó esa decisión de no volver a dejar, nunca mas, nada librado a la diosa fortuna, que siempre le ofrecía la diestra en los peores momentos.
Ya no sentía ese peso de la soledad, había desalojado a la melancolía de su cama, las cosas parecían mucho más claras, más tangibles, soñaba despierto por muy breves momentos, el clima parecía acompañar sus estados de ánimo, por momentos un día diáfano cuando estaba feliz, otras veces una lluvia torrencial cuando caía en esas largas melancolías, el viento que soplaba furioso cuando se exaltaba, siempre sintió esa conexión con la naturaleza, mamá naturaleza cuando se dirigía a ella.
El día estaba algo nublado, el viento agitaba las aguas marrones del río, el podía escuchar cantar a los pájaros a pesar del ruidos de los autos y decir de que especie era cada canto, jamás sobrevaloró el dinero, solo le significaba una herramienta más para poder vivir.
Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de la mujer que se paró a su lado, tendría unos treinta y cinco años, ella lo miraba fijamente, sin expresión alguna en su rostro, a su lado un joven de unos catorce años, ambos lo observaban de pie, hasta que la mujer se dirigió a él…..
- Discúlpame, vos sos Damian?
- Si, quien pregunta?
- Veo que no me recordas, soy Maricel…
Le tomó un instante para recordarla, se puso de pie y le dijo….
- Si, te recuerdo, fuiste mi novia hace tiempo atrás, je, mucho tiempo atrás.
- Es verdad, fue hace mucho tiempo.
- Como estas, que es de tu vida, nunca mas supe de vos.
- Te presento a mi hijo, viste los ojos que tiene?
Al observar al joven un frío le recorrió la espalda, se reconoció en él, sus ojos, sus facciones, cuando quiso hablar sintió un fuerte ardor en el pecho, bajó su mirada y un hilo de sangre comenzó a brotar de su pecho, miró al joven que empuñaba una pistola humeante y cayó a su río, veía a la madre y al hijo marcharse del lugar mientras caía, flotando en el río boca arriba observó el cielo gris, algunas nubes se abrieron y un rayo de sol iluminó su cara, sonrío levemente y pensó…..
- Que buena vida me diste.
Constantemente le rondaba en la cabeza esa sensación de alguna ayuda divina o fue solo la suerte que lo acompaño en cada paso, pensó en cada momento vivido y como tomó esa decisión de no volver a dejar, nunca mas, nada librado a la diosa fortuna, que siempre le ofrecía la diestra en los peores momentos.
Ya no sentía ese peso de la soledad, había desalojado a la melancolía de su cama, las cosas parecían mucho más claras, más tangibles, soñaba despierto por muy breves momentos, el clima parecía acompañar sus estados de ánimo, por momentos un día diáfano cuando estaba feliz, otras veces una lluvia torrencial cuando caía en esas largas melancolías, el viento que soplaba furioso cuando se exaltaba, siempre sintió esa conexión con la naturaleza, mamá naturaleza cuando se dirigía a ella.
El día estaba algo nublado, el viento agitaba las aguas marrones del río, el podía escuchar cantar a los pájaros a pesar del ruidos de los autos y decir de que especie era cada canto, jamás sobrevaloró el dinero, solo le significaba una herramienta más para poder vivir.
Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de la mujer que se paró a su lado, tendría unos treinta y cinco años, ella lo miraba fijamente, sin expresión alguna en su rostro, a su lado un joven de unos catorce años, ambos lo observaban de pie, hasta que la mujer se dirigió a él…..
- Discúlpame, vos sos Damian?
- Si, quien pregunta?
- Veo que no me recordas, soy Maricel…
Le tomó un instante para recordarla, se puso de pie y le dijo….
- Si, te recuerdo, fuiste mi novia hace tiempo atrás, je, mucho tiempo atrás.
- Es verdad, fue hace mucho tiempo.
- Como estas, que es de tu vida, nunca mas supe de vos.
- Te presento a mi hijo, viste los ojos que tiene?
Al observar al joven un frío le recorrió la espalda, se reconoció en él, sus ojos, sus facciones, cuando quiso hablar sintió un fuerte ardor en el pecho, bajó su mirada y un hilo de sangre comenzó a brotar de su pecho, miró al joven que empuñaba una pistola humeante y cayó a su río, veía a la madre y al hijo marcharse del lugar mientras caía, flotando en el río boca arriba observó el cielo gris, algunas nubes se abrieron y un rayo de sol iluminó su cara, sonrío levemente y pensó…..
- Que buena vida me diste.
1 comentario:
Uhm que mal que no le dió la oportunidad de conocerlo, ni siquiera de hablar... Talves damian le hubiera cambiado la vida...
Muy bonita historia, típico de vos contar algo triste no?? jijiji
Te quiero mi G.... extraño saber de vos...
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